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El Manuscrito Voynich

Introducción

Habréis observado que este blog, este vehículo para transmitir la Verdad, lleva por nombre «El Manuscrito Voynich» en su dirección. Bien, esto no es casualidad, sino que está puesto en honor al libro que me descubrió lo que se ocultaba tras el velo de la mentira y el engaño. Hoy hablaré de este manuscrito y revelaré sus misterios, algo que nadie ha hecho antes, no porque no hubiese nadie capaz, sino porque no se ha permitido.

¿Qué es el Manuscrito Voynich?

Seguramente muchos de vosotros, sois jóvenes investigadores, interesados en conocer y desvelar los misterios del mundo, las verdades que se ocultan tras el velo de la mentira. Estoy seguro que muchos conocéis el Manuscrito Voynich, ¿verdad?

Se trata de un libro de hace más de 500 años, escrito en una lengua llamada «Voynichiana», cuyos carácteres fueron descifrados por los excelentes criptoanalistas William F. Friedman  y John Tiltman. Sin embargo, el lenguaje en que está escrito se dice que no se sabe cuál es, pero eso no es del todo cierto: la realidad es que los criptoanalistas norteamericanos y británicos especialistas en descifrados de claves en la Segunda Guerra Mundial fueron forzados a decir que no sabían qué idioma era y es que el Manuscrito Voynich está escrito en una lengua extraterrestre, pues se trata de uno de los tomos de una extensa enciclopedia sobre el planeta Tierra y los seres que la habitan, una enciclopedia que se ha perdido en las lagunas del tiempo, y cuyo único vestigio es el Manuscrito Voynich.

Todo esto lo descubrí durante un viaje de investigación a la Universidad de Yale. Allí, un buen amigo mío me dijo que debía echar un ojo al manuscrito, pues en entre sus páginas se hallan magníficas ilustraciones que muestran las secciones del libro: un herbario, una sección farmacéutica, otra biológica, recetas, alquimia, etc. Dado que mi especialidad es la Biología Botánica, aquello llamó mi atención, pues había oído hablar con anterioridad de tal Manuscrito.
En la «Beinecke Rare Book and Manuscript Library», catalogado como el item MS 408, se encuentra el Manuscrito Voynich. 240 páginas de pergamino de hace más de 500 años, las ilustraciones de flores y plantas están dibujadas minuciosamente en un trabajo científico admirable, con anotaciones posteriores en las peculiares y características letras «voynichianas». Escrito de izquierda a derecha con márgenes irregulares, el texto es fluído, sin interrupciones ni parones, lo que evidencia que no es un lenguaje inventado, como han querido algunos afirmar.

Tras conseguir una copia del libro, me dediqué en cuerpo y alma a estudiarlo, a aprender de las transcripciones que se realizaban, a analizar el texto resultante. Esto, junto con mis otras investigaciones en materia Exobiológica y Exobotánica, las lecturas en estas materias y los análisis previos a otros textos antiguos, me hizo entender que:

-El Manuscrito Voynich es una enciclopedia de una especie extraterrestre que se dedica a recoger datos e información sobre nuestro planeta y los seres que lo habitan desde hace milenios. Sus inacabables enciclopedias versaban sobre cientos de temas, describían cientos de especies animales, pero también a nosotros, los humanos. Este conocimiento era saber común para las civilizaciones antiguas: el Faro de Alexandría y la biblioteca que se hallaba en él es un ejemplo. Sin embargo, aunque pacíficos y estudiosos, esta raza extraterrestre, que he dado en llamar los «Okedaiin» (firma que sale con frecuencia al final de muchos textos del Manuscrito), o sencillamente, los «Sabios».

-Los pueblos antiguos, tanto como los Egipcios, Chinos y Mayas, como muchos otros pueblos posteriores (Griegos, Escandinavos, etc) conocían a estos seres como dioses del conocimiento y la sabiduría. Es común entre estos pueblos el mito del dios que dió la sabiduría a los seres humanos para que éstos fueran libres. Los «Sabios» compartían sus conocimientos y estudios con los pueblos antiguos, sus enciclopedias sobre la Tierra.

-Los «Sabios» elegían sólo a ciertos pueblos y les enseñaban todo lo que sabían sobre su propio mundo, pero además, les imbuían el mismo deseo de enseñar. Así, por ejemplo, Roma aprendió de Grecia, etc, etc. Este es un esquema que se ha venido repitiendo a lo largo de la historia:

«Dios del conocimiento da la «llama del saber» a los humanos, luego estos enseñan a los suyos y más tarde a otros pueblos.»

Los «Sabios» querían así que todos los pueblos humanos tuvieran acceso al conocimiento libre y total.

-Los «Sabios», aunque pacíficos, tienen enemigos, que fueron reconocidos por muchos investigadores como Zecharia Sitchin o David Icke. Estos extraterrestres son los Annunaki y en ellos se guarda un gran poder destructivo. Al igual que los «Sabios», ellos dan conocimiento a los pueblos, pero es un conocimiento envenenado y maligno. Corrompieron a los Sumerios, quienes extendieron el veneno Annunaki a los Babilonios, quienes a su vez, corrompieron a los judíos. Los «Sabios» y los «Annunaki» han estado luchando durante milenios, no directamente, sino a través del ser humano. Unos bendicen, otros corrompen.

Así, en contraposición de la «Llama del Saber» griega, nos encontramos con el Pecado Original resultado de comer el fruto del Árbol del Conocimiento (del Bien y el Mal). De esta manera, los «Sabios» querían advertir del peligro de «comer del árbol» donde hubiesen serpientes (los Annunaki en realidad, son una especie extraterrestre de lagartos humanoides con rasgos de serpiente), pero los Annunaki vieron esto e influyeron negativamente. Como resultado, tenemos el Antiguo Testamento, que nos habla de lo que buscan los Annunaki: muerte y destrucción, además de buscar una ciega devoción hacia ellos. Contra más negatividad y oscuridad crean, más fuerte se hacen, pero también, menos capacidad tiene el ser humano de escuchar a los «Sabios».

-En la actualidad (y desde hace años), los Annunaki llevan ventaja sobre los «Sabios». Han dominado mediante venenosos susurros, el corazón y el alma de muchas personas de gran poder en este mundo, y a través de ellos, destruyen el trabajo de los «Sabios».

Pero no todo está perdido, aún podemos combatir a los Annunaki. La empresa es ardua y difícil, pero podemos hacerlo. La clave está en el Manuscrito Voynich y las pistas que han ido dejando los «Sabios» o los Okedaiin, en diversos mitos de ciertas culturas que no fueron del todo corrompidas o quedaron inmaculadas de las garras escamosas de los Annunaki.
Me he dedicado veinte largos años de mi vida en descifrar estos misterios, pues comprendí que si entendía aquél viejo Manuscrito, entendería a los «Sabios» y ellos podrían volver a susurrarme, pues el «Pecado Original» existe: es el veneno Annunaki que corre por nuestras venas.

Aquellos seres innombrables perpetraron la mayor afrenta que pueda hacer ninguna especie orgánica: violaron la creación de la Madre Gaia. Mezclaron su oscuro ADN con el nuestro, de manera que, a través de las generaciones y generaciones de humanos, en la actualidad no podemos escuchar a los «Sabios» u Okedaiin. Sin embargo, como digo no todo está perdido, pues para poder volverlos a escuchar tenemos que cambiar nuestro ADN. Ellos mutan y cambian de apariencia, pero nosotros también aunque no lo sepamos. Existe una energía biótica (de la Bios, la Vida que Es) en el alma capaz de obrar cambios aparentemente «milagrosos» como éstos. Todo esto se halla en el Manuscrito Voynich en la sección de Biología. Esto es lo que muchos investigadores han dado en llamar «conciencia». La conciencia se basa en la Bios, y es la que nos mueve a interrelacionarnos armónicamente entre otros humanos y otras especies animales. Pero además, la conciencia nos puede llevar a estados que no podríamos ni soñar. Esta fuerza biótica es la que permite mutar nuestro ADN para librarnos de ese mal pegajoso de los Annunaki.
Todo esto viene explicado en el Manuscrito Voynich, último rastro de la gran enciclopedia de los «Sabios» u Okedaiin, último intento de estos armoniosos seres para conducirnos por el buen camino y salvarnos de los oscuros Annunaki. Esta es la Verdad oculta que yo os muestro para conocimiento de todos. Ahora sois vosotros los que tenéis que aprovechar y aprender todo lo posible.